Cuando todo va rápido, vuelve a tu respiración.
Respiramos todo el tiempo, pero casi nunca somos conscientes de ello. Y, sin embargo, la respiración puede ser una gran aliada para volver al cuerpo, al momento presente y a ti.
¿Qué cuenta tu respiración de ti?
Si estás nerviosa/o, probablemente respiras de forma entrecortada o superficial.
Si hay miedo o tensión, tal vez sientas que «te falta el aire».
Si estás conectada/o y relajada/o, tu respiración fluye.
No se trata de respirar bien, sino de escucharte mientras respiras. En terapia no buscamos imponer un tipo de respiración perfecta, sino ayudarte a observar cómo respiras y acompañarte con amabilidad. Desde ahí, poco a poco, el cuerpo se regula solo.
Ejercicio sencillo: 3 minutos contigo
Un pequeño momento puede marcar una gran diferencia. Prueba esto:
-
Pon una mano en el pecho y otra en el vientre.
-
Cierra los ojos si te apetece.
-
Solo observa cómo entra y sale el aire. Sin cambiar nada.
Quizás notes que tu mente quiere intervenir. Que empieza a juzgar, a buscar el control. Déjala estar, como una nube que pasa. Vuelve a sentir ese aire que entra y sale.
A veces, lo más potente es lo más simple.
Respirar también es resistir
En un mundo que muchas veces te empuja a la prisa, a la productividad constante, detenerte a respirar es un acto de cuidado y de resistencia. Es decirte: “Aquí estoy. Merezco estar presente. No tengo que correr todo el tiempo”.
La respiración te devuelve a ti. Te recuerda que no eres solo tus pensamientos, tus pendientes o tus miedos, sino también tu cuerpo, tu ritmo, tu sentir.
Si lo necesitas, aquí estoy
Tal vez leer esto ya te dio un respiro. Pero si sientes que necesitas más —un espacio donde simplemente puedas respirar y ser tú—, estoy aquí para acompañarte.
Podemos explorarlo juntas/os en sesión: sin juicios, sin exigencias, solo con la intención de reconectar contigo.
Porque a veces, lo que más necesitamos no es resolver, sino simplemente volver a habitar nuestro cuerpo.
Sorry, the comment form is closed at this time.